El ser humano es un animal gregario y social. Por estas características, disfrutamos llamando la atención de forma positiva de otros seres humanos. Sentir que lo que hago, lo que he visto o lo que vivo resulta interesante para otras personas resulta satisfactorio. Por ejemplo, sobre mis vacaciones, me encanta compartir las imágenes con mis allegados, relatar las experiencias que he vivido, contar lo que he comido, explicar las ciudades y monumentos que he visitado… Que alguien nos diga la suerte que tenemos de visitar un lugar, que comenten qué aspecto delicioso tiene un plato o lo estupendamente bien que se nos ve en una fiesta hace que nos sintamos bien.
La aparición de las nuevas tecnologías, especialmente de las redes sociales, nos ha permitido llegar a muchos más contactos. Ya no son decenas nuestros conocidos, parientes y allegados. Ahora son cientos o miles los conocidos o incluso desconocidos que nos siguen. Esto ha permitido un aumento de la cantidad de interacciones que podemos recibir.