La inteligencia parece ser el aspecto fundamental.
“Mi hijo ha aprobado todas, y con matrícula de honor” se jacta Doña Severina, y apostilla “es muy inteligente, como su padre”. Y aunque es verdad que la inteligencia ayuda, no es determinante. Por ejemplo, alumnos con altas capacidades intelectuales, es decir, con un cociente intelectual de más de 130, muy superior a la media, pueden suspender. En estos casos tal vez el exceso de expectativas de los padres, el aburrimiento de las asignaturas, la desmotivación, entre otros factores, son factores que pesan más que las capacidades intelectuales.
Así, un alumno con una inteligencia media, pero motivado e interesado, atento en clase, con ciertas expectativas sobre sus estudios futuros, que cuenta con el apoyo de sus padres, puede obtener mejores resultados que otros alumnos más dotados.
¡No sea usted engreída, Doña Severina, que seguro que su hijo también hace chuletas!