Antes de saber escribir, el ser humano dejaba constancia de su realidad por medio de dibujos. Pensemos en las pinturas rupestres de Altamira o de la Cueva de la Pileta (de hace 20 mil años) o la Cueva de las Manos en Argentina (sobre el 7 mil a.C.).
Con el desarrollo cognitivo-motriz de los niños sucede lo mismo: antes de aprender a leer y escribir, los niños desarrollan la capacidad de dibujar. Primeramente, de manera tosca e impulsiva, casi sin un control verdadero, para ir poco a poco ganando en destreza. Alrededor de los 3 años el niño dibuja ideogramas, es decir dibujos que representan otras cosas. Y a los 4 años aparece el pensamiento, es decir, ese dialogo propio que todos tenemos internamente, gracias a la función simbólica, que es la capacidad de formar símbolos mentales que representan objetos, personas o acontecimientos. Este es el pilar de la escritura, donde un símbolo (grafema) representa un sonido (fonema).
A partir de ese momento serán capaces de identificar los signos de la escritura. Además, al ir instruyéndoles serán capaces de repetirlos. Mediante repetición y práctica, primero serán capaces de leer letras sueltas, para poco a poco ir creando sílabas. Esta es la etapa fonológica: las palabras son una consecución de letras, que deben leerse, para finalmente reconocer toda la palabra. A medida que se va practicando, se alcanza una etapa visual, propia de los lectores avanzados, en que se detectan algunas de las letras de una palabra, y se predicen las demás letras, logrando así una lectura más veloz y fluida.
Pero, lejos de que el desarrollo cognitivo concluya a esta etapa, será un proceso que siempre se apoye sobre los conocimientos adquiridos. Nuestro pensamiento se basa en lo que pensamos, en nuestras experiencias y cómo las hemos asimilado. Y en esto el lenguaje es fundamental, pero también la escritura. Si los niños no escriben y desarrollan la capacidad de tener una caligrafía fluida, su pensamiento se verá ralentizado. De nuevo pensamiento, lectura, escritura y razonamiento van de la mano.
Por eso, si queremos que nuestros hijos desarrollen plenamente todo su potencial, deben de:
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La psicología en Psicosol tiene un papel fundamental. Sobre todo la que está orientada a los menores de edad y sus familias, es decir la psicología infantil y familiar. Psicosol es Centro Sanitario autorizado por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía con NICA 31032.