Las mentiras del amor

Las mentiras del amor

Las mentiras del amor:

Hace ya un mes que pasamos el día de los enamorados, pero siempre es bueno recordar, sobre todo ahora que llega el buen tiempo que, aunque el sentirse enamorado es estupendo, debemos tener cuidado ante ciertas creencias erróneas, que se escuchan mucho:

  • El amor lo puede todo: Decir que el amor lo puede todo es convertir al amor en algo que podemos usar, y es en un error porque pensamos que, mientras estemos enamorados, podremos superar cualquier dificultad. Pero lamentablemente el amor no es algo que se tenga o se pierda, que se gane o se use. Es un constante trabajar para lograr una relación “sana”, abierta, en que logremos sentirnos a la vez unidos pero libres. Superaremos las dificultades en la medida que nosotros queramos implicarnos en superarlas. Por ello no es que el amor lo quiera todo, sino que cuando queremos seguir manteniendo esa relación de pareja, encontraremos motivos y fuerzas para seguir luchando. Si no queremos superar la dificultad, ni el amor ni la terapia ni el dinero lo lograrán.

  • Si me quiere, cambiará: El amor no es algo tangible, medible, que podamos usar como un abrelatas. El amor es la compenetración entre dos personas, de manera que la unión de ambas les resulta más beneficiosa que estar separados. Por eso, el amor es “sano” cuando fomenta que dentro de la pareja se desarrollen las personalidades y la autonomía de cada miembro. Pretender cambiar a la otra persona no es amor, sino someter los deseos, los sentimientos, los anhelos y la personalidad de la otra persona a los míos propios. Y cuando esto se produce, es fácil que aparezca una relación viciada, en que uno de los miembros se somete al otro, seguramente por dependencia, es decir, por miedo a perder lo que tiene en esa relación. Pero eso no es amor. Al final esa relación se suele romper.

  • Los celos son signos de amor: Este es otro error frecuente, que además en ocasiones se fomenta. “Voy a ver si me quiere”, y para eso promuevo que mi pareja tenga celos. En el fondo tras esta conducta existe el miedo, la inseguridad y una baja autoestima. Como no quiero que me lo hagan a mí, lo hago yo, y al ver que la otra persona sufre, sé que me quiere, por lo que yo me siento bien. Lamentablemente debería ser al revés. Si mi pareja siente celos no debo sentirme feliz, sino tranquilizar a mi pareja, hacer que vea que no debe tener miedo a perdernos. En ese caso nuestra relación saldrá reforzada. La existencia de celos representa inseguridades por parte de alguno de los miembros, miedo a quedarse sólo, a la infidelidad.

  • Algún día encontraré mi media naranja: ¿Y si nunca se encuentra esa media naranja? ¿Y si se encuentra y resulta que era medio limón y no casa conmigo? ¿Y si realmente no existe esa media naranja? Este tema daría para mucha conversación. Tan sólo decir que debemos entender que lo primero para vivir en pareja es saber vivir consigo mismo. Quien no sabe disfrutar de su vida en solitario no podrá vivir en pareja, pues constantemente se plegará a los deseos de su “media mitad”, perdiendo finalmente su propia autonomía, y fomentando lo que decíamos previamente: la dependencia y por ello una relación “insana”, que finalmente se romperá.

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