Los expertos en marketing lo saben bien: el ser humano es racional, pero cuando va de compras es puramente emocional. En el amor, por ejemplo, primero nos enamoramos y luego lo justificamos. Por eso “el amor es ciego”. Aunque seamos seres evolucionados pensantes, al final nos mueven las emociones y los sentimientos.
Freud lo sabía bien, y decía que nos mueven los impulsos. El “Yo”, nosotros, siempre anhela cosas, tienen impulsos, deseos. Esta ansia por tener lo que nos falta es el “Ello”. Pero “el Super Yo” lo reprime, no le deja al Yo alcanzar lo que quiere. Este Super Yo son las normas, los valores, el racionalismo, la ética y la moral, la religión, y en general la sociedad que dice lo que es correcto y lo que no lo es.
Según este punto de vista, todos somos ludópatas, cleptómanos, violadores o asesinos en potencia. Tan sólo es necesario que ese Super Yo represivo y controlador dé un paso atrás y deje que nos gobierne el ello.
Aunque resulta simplista, es muy realista. Paso por un escaparate, veo una prenda de vestir preciosa y me “enamoro” de ella. Tengo el deseo de ponérmela, de ver que guapo o guapa estoy con ella, de que los demás me digan lo maravillosa que me queda, de sacarme una foto y compartirla para recibir mil “likes”. El precio, la estética, el “qué dirán”, la parte racional en definitiva nos coarta. Pero el deseo supera las barreras, y lo acabamos comprando. Luego justificamos la compra aludiendo a que no era tan cara, estaba de rebajas, no tenía algo de ese color, me queda estupendamente… Son sólo justificaciones por haber hecho algo de manera impulsiva, dejándonos llevar por el deseo.
Lamentablemente esto mismo sucede con los actos delictivos. Antes de una agresión, una violación, un atraco, alcoholismo, juego patológico, drogadicción… se esconde un deseo. Puede ser un deseo de escapar de una situación, de ser felices, de pasar un buen rato, o de tener lo que otros tienen: los 7 pecados capitales.
Esto es así, y aunque en un alto porcentaje de la sociedad las barreras del convencionalismo, de las normas y del sentido común impiden trasgredir los límites de la libertad, en otros casos se superan, se rompen las barreras y se producen los delitos.
¿Dónde está el problema? En varios aspectos concretos:
Al contemplar el problema podemos ofrecer soluciones:
Psicosol nace en Marzo de 2006 en Marbella como un Gabinete de Psicología para adultos. Pero pronto comprobamos que los más necesitados son los menores de edad.
La psicología en Psicosol tiene un papel fundamental. Sobre todo la que está orientada a los menores de edad y sus familias, es decir la psicología infantil y familiar. Psicosol es Centro Sanitario autorizado por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía con NICA 31032.