8 de octubre Día Internacional de la Dislexia

Día Internacional de la Dislexia

8 de octubre Día Internacional de la Dislexia

De entre todas las dificultades que afectan a los escolares, la dislexia es la más frecuente, siendo su prevalencia del 10%. A pesar de su elevada frecuencia, sus orígenes, detección y tratamiento siguen siendo fuente de discusión. Visibilizar este problema, normalizarlo y concienciar a la población es el objetivo de este día, que en muchos espacios se extrapola a octubre como mes para la visibilización y concienciación de la dislexia.

La historia humana está marcada por la necesidad de dejar para las generaciones venideras el resumen de nuestro aprendizaje. Esto se logró durante la prehistoria, por medio de dibujos, pictogramas e ideogramas. Pero el salto más destacable fue la elaboración de una completa escritura: un abecedario, reglas gramaticales… Esta capacidad no es innata del ser humana, sino que precisa de un aprendizaje. Aprender la correspondencia entre la escritura y el significado y su posterior reproducción por medio de la lectura es una de las primeras enseñanzas que se llevan a cabo a los infantes. 

Pero, como en todo proceso educativo, pueden darse dificultades. En una parte de los estudiantes, las dificultades en el proceso de aprendizaje de la lectura son notables. Ya en la antigüedad se informan de estas dificultades. Pero es a partir de la industrialización y el aumento de la escolaridad obligatoria que este problema se hace más observable. 

W. Pringle Morgan

 Podemos considerar que el padre de la dislexia es el médico inglés W. Pringle Morgan, quien en 1876 detecta y estudia el caso de un joven que, a pesar de presentar una buena inteligencia, era incapaz de aprender a leer. Desde ese momento, son muchos los profesionales sanitarios y de la educación que buscan la explicación de este trastorno. 

Actualmente la dislexia se concibe como un problema de origen neurobiológico. Es altamente hereditario y se considera un trastorno. De echo, en la última versión del DSM V se considera un trastorno específico del aprendizaje. En concreto, dentro de los tipos de dificultades de aprendizaje, nos encontraríamos ante una dificultad en la lectura, marcada por “baja precisión en la lectura de palabras, velocidad o fluidez en la lectura y comprensión de la lectura”. 

Sin embargo, las diferencias notables entre los afectados nos llevan a pensar que más que un trastorno es un síndrome, es decir, la representación de unos determinados síntomas que el afectado tiene en mayor o menor medida. Es por esto por lo que la evaluación puede resultar complicada. 

En cualquier caso, lo que es evidente es que el niño o niña que padece dislexia no es “un vago” o presenta “inmadurez, que desaparecerá con el tiempo”, como se alega muchas veces. Lo que se debe de hacer, tanto cuando la familia lo sospecha como cuando un tutor, profesor o profesional de la educación lo comenta, es llevar a cabo una completa evaluación. 

Esta evaluación deberá recabar numerosa información. Por ejemplo, si existen familiares que padezcan alteraciones parecidas. También se valorarán varias capacidades intelectuales. Los procesos conductuales y cognitivos implicados en la lectura también deberán valorarse. El uso de pruebas estandarizadas y baremadas es imprescindible, pero también las entrevistas al implicado, su familia y maestros o profesores, así como la observación directa. 

Finalizada la evaluación, se procederá a diagnosticar o no el trastorno, ofreciendo en cualquier caso las medidas educativas necesarias. Estas medidas van desde comprobar que el niño o niña implicado comprende de manera adecuada el material escrito, facilitar los exámenes de manera oral o conceder más tiempo en los casos que deban ser escritos, no tener en consideración las faltas ortográficas ni agobiar con copiados inútiles, permitir implementar sistemas relativos a nuevas tecnologías, como el uso de ordenadores o grabadoras. 

Estas medidas deberán ser consensuadas con el centro escolar, que deberá de hacerse cargo de las necesidades del niño o niña, y cuando así sea preciso, inscribirle en el portal SENECA de la Junta de Andalucía, para recoger esta Necesidad Específica de Apoyo Educativo (NEAE).

Los menores que padecen esta dificultad pueden llegar a tener una autoestima muy baja, al comparar su rendimiento con el del resto del alumnado, pensar que son “tontos e inútiles”, que jamás lograrán estudiar… En ocasiones desarrollan cuadros de ansiedad y depresión, por lo que es imprescindible darles un buen apoyo para solventar sus dificultades, tanto a nivel familiar, escolar, pedagógico y psicológico. 

En PSICOSOL® somos expertos en la prevención, detección y tratamiento de las NEAE, incluidas las dificultades específicas de aprendizaje como la dislexia, la disortografía y la discalculia. Si sospechas que tu hijo o hija presenta alguna dificultad, no dudes en contactarnos. Una detección temprana minimizará las dificultades y facilitará la intervención 

Algunos enlaces consultados:

https://www.ladislexia.net/evaluacion/

https://www.timetoast.com/timelines/la-dislexia

https://en.wikipedia.org/wiki/History_of_dyslexia_research

https://es.wikipedia.org/wiki/Dislexia

http://ibg.colorado.edu/~gayan/anupsi4.pdf

https://dislexiamalaga.com

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