Glosario de Términos Psicológicos Confusos

Glosario de Términos Psicológicos Confusos

Entre todos los psicólogos, el más frecuente es el psicólogo clínico. Dentro de esta especialidad, se usan muchos términos, que en ocasiones son ambiguos o de frecuente uso pero de significado desconocido. Veamos algunos:

Terapia, terapia psicológica o psicoterapia: Con este término definimos el trabajo que un psicólogo clínico hace con un paciente. Esto marca que muchas veces a los psicólogos se les denomine terapeutas. Supone esto una posible confusión con el terapeuta ocupacional, que es otro profesional sanitario con el que los psicólogos colaboran, y cuya funcional es ayudar a personas con problemas físicos y mentales en su día a día, por ejemplo, durante la alimentación, a la hora de vestirse o asearse.

 

En ocasiones, el término terapeuta se ha asociado a personas que no tienen una titulación psicológica pero que hacen algún tipo de intervención en el ámbito de la salud mental. Atención! En España, para trabajar y tratar problemas de salud mental es imprescindible la formación reglada y marcada por el ministerio de Educación y pertenecer a un colegio profesional. Cualquier otra persona que se dedique a esta área sin cumplir estos requisitos está realizando intrusismo laboral, lo cual es un delito, y puede empeorar la situación de las personas que acudan. Suelen ser estafadores, y deben ser denunciados.

Los psicólogos, médicos y demás profesionales de la salud acatan normas éticas y deontológicas que garantizan el servicio y profesionalidad.

La psicoterapia se suele estructurar en 3 fases: evolución, diagnóstico y tratamiento o intervención.

Evaluación: es la etapa inicial de la terapia. Con frecuencia al psicólogo que se dedica a esta área se le conoce como evaluador. No es exclusiva del psicólogo, pues los médicos también hacen evaluaciones. Mientras que ellos se basan en pruebas médicas (análisis, radiografías y demás), los psicólogos contamos con varios instrumentos. Los principales son los siguientes:

 

  • Entrevista: consiste en que el psicólogo pregunta al paciente sobre temas relacionados con el problema. Así se puede preguntar a cerca de los antecedentes, las consecuencias, los pensamientos, los momentos en que ha estado mejor o peor, otros problemas, … Pueden ser estructuradas, es decir, protocolarizadas, o libres y están dirigidas por el profesional.
  • Test, pruebas, cuestionarios: son instrumentos en los que el paciente ha de contestar en papel (últimamente también vía ordenador) y en los que se registran las contestaciones. Estas se analizan y permiten extraer conclusiones. Algunas pruebas están muy contrastadas, se han aplicado a muchas personas, y tienen claros baremos que aportan diferencias entre las personas (test); otros no (cuestionarios)
  • Observación directa y autorregistro: consiste en observar una conducta. Lo puede hacer el evaluador o el mismo paciente. Permite definir claramente una conducta.

 

Diagnóstico: consiste en ofrecer al paciente una “etiqueta” sobre su problema, así como una explicación. En esta área es donde se centran los psicopatólogos. Estas “etiquetas” están consensuadas dentro de la profesión, y se siguen dos estándares: el CIE (más propio de Europa y la OMS), en su 10ª edición y el DSM (más propio del mundo anglosajón y de la APA) en su 4ª versión revisada. En ocasiones no se llega a dar un diagnóstico por múltiples causas: la orientación psicológica no concibe que deba darse un diagnóstico (psicoanálisis), se cree que dar esa “etiqueta” es perjudicial, no se ha logrado enmarcar a la persona dentro de alguna de las numerosas categorías.

 

Objetivos terapéuticos: superado el diagnóstico, se pasa a la fase de intervención. Pero, antes de intervenir se consensúa y acuerda con el paciente qué aspectos se van a modificar. Estos vienen marcados por los objetivos, y son las metas que se persiguen alcanzar. El paciente es quien decide.

 

Tratamiento o intervención psicológica: se refiere a la modificación de hábitos y conductas que suponen un problema para el paciente. Los psicólogos no medican, por lo que este tratamiento nunca será farmacológico. En caso de ser necesario este tipo de intervención, el paciente deberá dirigirse al médico de cabecera público para que le remita al psiquiatra, o directamente a un psiquiatra privado. La intervención psicológica es un aspecto en el que más confusiones existe. Y esto se debe a las ramas o escuelas de la psicología. Exponemos a continuación las más importantes:

 

  • Psicoanálisis: es la intervención que desarrollo Sigmund Freud, y que se ha ido adaptando desde entonces. La perspectiva de la enfermedad se encuentra en procesos inconscientes y subjetivos, que afloran en determinados momentos, y que se han ido gestando desde etapas precoces del ser humano. Suele ser un tipo de tratamiento largo (en ocasiones dura años), aunque las nuevas estrategias aportan tratamientos de breve duración. El paciente puede acudir a consulta a diario o varias veces por semana. El objetivo del tratamiento es global, es decir, no sólo resolver un problema puntual, sino lograr un estado global de bienestar.
  • Conductismo: muchos son los autores que han desarrollado este método, pero el principal exponente es Skinner. Se centra en que las personas somos animales que reaccionan ante los estímulos ambientes. Así, si una persona ha enfermado, deberemos de modificar las conductas que ha estado emitiendo, y que le han llevado a la enfermedad. Este tipo de tratamiento suele ser breve, pues sólo se centra en cuestiones muy específicas.
  • Cognitivismo: Podríamos nombrar a Beck o Ellis como representantes de este modelo. Se basa en que además de las conductas que emitimos, los pensamientos que tenemos también nos pueden dañar o evitar que superemos los problemas. Así, deberemos intervenir sobre los pensamientos. Suelen ser tratamiento relativamente cortos, pues se centran en cuestiones reducidas, problemas puntuales.
  • Hipnosis clínica: es un tratamiento que se engloba dentro de los “tratamientos dinámicos”, próximos al psicoanálisis. Consiste en inducir al paciente un estado de profunda relajación, en el que es fácil trabajar con procesos subconscientes. Los resultados suelen ser a corto plazo, por lo que la duración es breve. Normalmente no se usa como tratamiento único, sino que se asocia a otros tratamientos.
  • Terapia sistémica: consiste en considerar a las personas como sistemas. En este caso lo que se busca es resolver los conflictos que se originan entre las personas, como sistemas que interactúan. Es muy útil en terapias de pareja o familiares. La duración suele ser breve o media.
  • Terapias humanistas: se centran en el ser humano como un todo, no en sus partes (conducta, mente, procesos subconscientes). El principal exponente fue Abraham Maslow. Es una terapia de media a larga duración, y suele ser global, aunque también existen situaciones más puntuales y de menor repercusión y duración.
  • PNL o programación neurolingüistica: se ha puesto de moda últimamente, y es un tipo de tratamiento dinámico, en que buscamos cambiar los mensajes que las personas nos damos. Se usa mucho la imaginación. Se suele buscar cambios en las actitudes de las personas. El famoso libro “El Secreto” podría entrar dentro de este tipo de intervenciones.
  • Biofeedback: es un tratamiento centrado en las respuestas corporales. Se usa un instrumento electrónico que mide alguna respuesta del organismo (habitualmente la respuesta dermogalvánica de la piel, el ritmo cardíaco, la presión arterial o la temperatura) y se busca que las personas aprendan a manipularla. Es útil en problemas sexuales, situaciones o respuestas al estrés (bruxismo o anorgasmia femenina, por ejemplo). Los tratamientos suelen ser breves, y se centran en el problema físico que se ha producido. Habitualmente no se usa como único tratamiento, sino que se coordina con otros diferentes.
  • Terapias de 4º generación: intervenciones de reciente aparición, que se centran en múltiples aspectos y maneras de trabajar. Algunas aún han de mostrar su eficacia.
  • Psicología positiva: Tradicionalmente la psicología se ha centrado en la enfermedad y en los antecedentes y consecuentes de esta, así como en la predisposición de las personas a enfermar. Sin embargo, Martin Selligman y sus colaboradores, conciben que la psicología también ha de centrarse en la no enfermedad, en esos momentos en que no estamos enfermos, en cómo superamos las enfermedades. Por ello buscan los aspectos que nos hacen “inmunes” a los problemas y que nos ayudan a superar las dificultades. Realmente no es un tipo de tratamiento, sino una perspectiva de trabajo. Dentro de esta área se encuentran aspectos como la resiliencia o la inteligencia emocional.
  • Mediación: es un tipo de trabajo que hacen psicólogos y abogados, principalmente en problemas conyugales, y que permite la toma de decisiones consensuadas entre los miembros de una pareja, lo que facilita los acuerdos y simplifica los problemas. En ocasiones también se hace a nivel laboral.
  • Coaching: originalmente pensado para desarrollarse dentro de la empresa, para altos directivos, su uso se está popularizando. El “coacher” es el entrenador en inglés. Así, el coaching se refiere a entrenar a las personas. Tiene una marcada idea de éxito y superación, de vencer dificultades y lograr alcanzar las metas. El coaching pueden hacerlo psicólogos, pero también otros profesionales titulados (abogados, por ejemplo) y otras personas que no tienen una formación tan extensa. Por este motivo sugerimos ser cuidadosos con las personas que se auto denominan coacher o que realizan este tipo de trabajo, pues no siempre son personas con la cualificación necesaria.

Sesión: es el tiempo en que el psicólogo trabaja con el cliente. Existen sesiones breves de media hora, y otras largas de hora y media o incluso 2 horas, aunque la sesión habitual dura 55 minutos. La duración está marcada por los objetivos  que se persigan.

Existen varios tipos de sesión, en función de las personas implicadas:

  • Sesión individual: es la más frecuente. En ella el paciente expone su problemática al psicólogo. Normalmente el psicólogo no varía a lo largo de la terapia, es el mismo para ese paciente siempre.
  • Sesión de pareja: suelen acudir los miembros de la pareja o de la familia. En ocasiones puede haber dos psicólogos que colaboran
  • Sesión de grupo o terapia grupal: el objetivo es ayudar o intervenir sobre un grupo de personas que no se conocen previamente pero que comparten situaciones similares (mismo problema o mismo trabajo). Suelen ser grupos abiertos en los que los pacientes pasan por diferentes fases (acogida, mejora, recaída, superación) y no todos se encuentran en la misma fase. Suele ser el propio grupo, bajo la dirección de un profesional, el que marca el ritmo y los temas.
  • En el ámbito empresarial y laboral se están haciendo las convivencias de un día o de fin de semana, en las que miembros de un equipo de trabajo acuden a algún lugar ajeno a la empresa para resolver conflictos o aprender nuevas habilidades o estrategias.

Precio, coste, importe u honorarios: como en todas las ramas profesionales, existe mucha variación en este aspecto y esto fomenta el libre mercado. Sin embargo, el Colegio Oficial de Psicólogos establece un minino en los honorarios que se han de facturar, lo cual evita la competencia desleal.

 

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